domingo, 28 de fevereiro de 2010

VESTIGIOS SONAMBULOS



... |"parece que la acosaron, en voz de Neruda", la misma sed ausente y la misma fiebre fría, violines llenos de agua, detonaciones frescas, mofares sumergidos y polvorienta sombra.

Quien observe con intuitivo detenimiento estas figuras de Carmen Mantilla que tan sabiamente se dibujan y se desdibujan, tal vez podrá pensar en la Atlántida nonata de Manuel de Falla, su inconcluso poema sinfónico, con náyades absortas en las marinas brumas, sus medrosas medusas que no llegan a la flor del agua, sus mástiles zozobrados entre algas y sargazos, sus líquenes serpenteantes en la disolución de los ocasos, y la cadencia de un órgano funeral y remoto en el fondo de los océanos cuyas flautas plañen desaladamente la muerte de Afrodita. También podría creerse que en esta desbordada imaginación plástica subyacen lecturas adolescentes sobre esa misma Atlántida descrita por Platón hace veinticinco siglos, sobre los cuentos de Hoffman y de Poe, las alucinaciones del conde de Lautréamont y los misteriosos mundos submarinos de Julio Verne.

Sonámbula sobreviviente de fantasmales naugrafios, en sus cuadros subdestellan figurativismo, expresionismo, subjetivos impresionismos ¿surrealismos acaso? Digamos que todos los "ismos", a la vez y también ninguno. Porque estos lienzos son el soterrado reflejo de una vivencia onírica, como si la artista luego de mirar distraídamente hacia el alinde neblinoso de un espejo, obligara a su imagen a salirse de él, a saltar a occiduas intemperies, a desafiar impávidamente una hueste de aparecidos, a interrogar las soledades abismales, y ya de retorno, con la imaginación transida de fruiciones rituales y de quiméricas anatomías, el arte de la autora comenzará a unir lo disperso y a dispersar lo unívoco en una transmutación aparentemente difusa, pero en la queclama, se retuerce y vibra el ingenuo poderoso y nigromántico de Carmen Mantilla Tinoco.


LUIS PASTORI

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